Que empresa, bancos y deudas son una combinación común en la gestión económica-financiera de una empresa resulta muy evidente. No obstante, a veces, los términos de la citada combinación no son los más adecuados y resulta que la relación se hace difícil de gestionar, llegando a desequilibrios financieros que pueden poner en peligro la viabilidad de la empresa. Una solución a esta situación puede venir a través de la Ley Concursal que regula los concursos de acreedores.
¿Cuándo se debe acudir al concurso de acreedores?
Con la citada legislación las empresas con problemas de liquidez deben presentar voluntariamente un concurso antes de que se agoten todos sus activos y dentro de los dos meses siguientes a la fecha en que hubiera conocido o debido conocer su estado de insolvencia, esto es cuando se cumplan los siguientes supuestos:
- Cuando no disponga de bienes suficientes para atender una ejecución de embargo, ante la existencia de embargos.
- Ante la existencia de embargos que afecten de manera general a su patrimonio.
- En situaciones de impagados durante tres meses de las obligaciones tributarias o de las cuotas a la Seguridad Social.
¿Por qué el concurso de acreedores se convierte en la antesala de la liquidación de la empresa?
Probablemente sea un conjunto de factores que generan esta situación. No obstante, consideramos con especial incidencia los que siguen:
- El desequilibrio entre procesos concursales y recursos para su gestión en los juzgados, con plazos interminables.
- La rigidez de la normativa y su poca adaptación a los requerimientos actuales.
- La ausencia de expectativas de solución.
- ¿Se adaptará la normativa a las necesidades actuales?
- ¿Seguirá siendo el proceso concursal una tumba para las empresas que se ven obligadas a solicitarlo?
- ¿Se acortarán los plazos?
- ¿Se adecuarán los recursos necesarios?